El equipo de investigaciones también demostró que las plantas tienen procesos mentales superiores, incluyendo la capacidad de sentir miedo, felicidad y capacidad para comunicarse

 

 

 

 

 

Cleve Backster comenzó sus experimentos con la planta Dracaena. (Cortesía de Cleve Backster)

La última investigación de un equipo de científicos de la Universidad de Australia Occidental (UWA), descubrió que las plantas tienen memoria a largo plazo. El equipo de investigaciones también demostró que las plantas tienen procesos mentales superiores, incluyendo la capacidad de sentir miedo y felicidad, capacidad de comunicación, e incluso la capacidad de leer la mente.

El Príncipe Carlos, una vez dijo que había hablado con las plantas y que ellas respondieron. Dice el artículo de The Economist, refiriéndose a la nueva investigación de la memoria de las plantas, que el príncipe pronto podría ser reivindicado, después de enfrentar a algunas burlas por su declaración.

Demos una mirada a la mente de las plantas.

1. Las plantas tienen memoria a largo plazo

La Dra. Mónica Gagliano dirigió el estudio UWA, que fue publicado en la revista Oecología. Ella y su equipo dejaron caer, desde cierta altura, unas macetas de plantas de mimosa pudica, sobre una espuma de relleno, para conmocionar a las plantas, pero sin hacerles daño. Las mimosas fueron elegidas por su atributo único de cerrar las hojas cuando se sienten amenazadas, lo cual facilita observar su reacción a los estímulos.

Lo que los investigadores querían ver, era si las plantas eran capaces de aprender que el choque amortiguado no les causaba daño. También querían ver si las plantas podían recordar este hecho después de un período prolongado de tiempo.

Las plantas dejaron de reaccionar después de unas cuantas caídas, mostrando que habían aprendido que la acción no era peligrosa. Los investigadores se aseguraron de descartar la fatiga como algo que les impidiera reaccionar, aplicando diferentes estímulos a los cuales ellas reaccionaron al instante.

Las pruebas se llevaron a cabo en múltiples plantas durante varios períodos de tiempo.

Algunas plantas se dejaron reposar durante 28 días, después de una prueba inicial de varias caídas, luego de estos días, las plantas todavía recordaban la lección que habían aprendido y no reaccionaron a las caídas, pero sí a otros estímulos.

 

¿Cómo piensan las plantas si no tienen cerebro?

Aunque las plantas no tienen cerebro ni sistemas nerviosos observados en otros organismos con facultades mentales superiores, los investigadores comenzaron a plantear la hipótesis de sistemas alternativos, por ejemplo, The Economist explica, que las plantas tienen vías bien formadas, a través de las cuales pueden transmitir información en forma de señales eléctricas.

2. Las plantas tienen sentimientos

El fallecido Cleve Backster hizo un descubrimiento asombroso en 1966, el cual creó en la gente la tendencia a hablarle a las plantas en sus casas.

Backster era un ex especialista del detector de mentiras en la CIA, que desarrolló varias técnicas poligráficas, todavía usadas hoy en día por las agencias militares y gubernamentales estadounidenses. Realizó un experimento con macetas de plantas de dragón (Dracaena) y lo detalló en su libro “La vida secreta de las plantas”.

Él tomó dos plantas de Dracaena y conectó a una de ellas a un detector de mentiras, luego pidió a una persona que pisara la otra planta. Cuando se llevó a cabo esta acción, el polígrafo registró gran temor en la planta testigo del hecho.

Backster llegó aún más lejos, la planta que había registrado miedo, fue puesta a prueba otra vez. Varias personas entraron a la sala donde estaba esta planta, incluyendo la persona que había pisoteado la otra planta, el polígrafo no mostró ninguna reacción ante las otras personas, pero cuando la persona que había pisoteado la planta entró en la habitación, volvió a mostrar miedo. Parecía reconocerla.

Las plantas experimentan felicidad cuando las riegas, e incluso tienen la capacidad de leer las mentes humanas, asegura Backster.

 

3. Las plantas pueden leer la mente

En una ocasión, cuando Backster estaba decidiendo sobre qué nuevo experimento hacer con la planta, pensó quemarle las hojas para ver su reacción. Cuando él pensó en hacer daño a la planta, el polígrafo registró una reacción de miedo en la planta.

Los hallazgos de Backster han sido reproducidos por otros investigadores, incluyendo los científicos Alexander Dubrov y Marcel Vogel, quien estaba en IBM en el momento de sus estudios.

La Gran Época realizó una entrevista en profundidad con Backster poco antes de su muerte. Vea el artículo: Percepción primaria: ‘La vida secreta de las plantas.

 

4. Las plantas pueden “hablar”

La comunicación de las plantas es un campo de estudios cada vez más importante. La doctora Gagliano ha llevado a cabo recientemente varias investigaciones sobre el tema. En un estudio publicado en la Revista de Oxford, en 2012, Gagliano explicó que desde hace tiempo ya se sabe que las plantas producen ciertas ondas sonoras.

Muchos piensan que estas ondas sonoras pueden ser accidentales, una reacción natural de la planta a la deshidratación, y no comunicaciones intencionales, pero Gagliano no está tan segura.

Ella observó las formas como las plantas se comunican, el proceso que crea ondas sonoras se denomina cavitación y ocurre cuando las plantas se deshidratan.

Gagliano dijo, sin embargo: “las señales acústicas emitidas por las plantas son tan numerosas, que parece muy poco probable que cada evento acústico siempre sea atribuible únicamente a la cavitación … y de hecho, la evidencia reciente indica que las plantas generan sonidos independientes de la deshidratación y del proceso de la cavitación”.

Citó una investigación que muestra que algunas de las ondas sonoras pueden ser creadas por un gran sistema de burbujas de los conductos del xilema.

“Aunque durante mucho tiempo, los mecanismos utilizados por los animales para percibir su entorno y comunicarse entre sí, han sido objeto de intenso interés científico, también existen estudios acerca de la comunicación de las plantas, pero todavía no son tan avanzados y reconocidos”, escribió Gagliano.

“Este es particularmente el caso de la bioacústica de las plantas, y es sorprendente si tenemos en cuenta que la capacidad de detectar el sonido y las vibraciones, es una modalidad sensorial filogenéticamente antigua detrás de la organización del comportamiento de todo organismo vivo y su relación con el entorno”.

 

Las plantas piensan, hablan y leen tu mente, dicen científicos

Marcel Vogel hizo el sorprendente descubrimiento de que las plantas no sólo pueden leer la mente de las personas, sino que pueden hacerlo a través de grandes distancias, y la importancia que la persona le brinda a la planta influye en su habilidad para percibir los pensamientos.

Vogel fue durante 27 años el científico principal en IBM, tiempo durante el cual patentó más de 100 inventos. Como parte de su carrera, se interesó en una aplicación más orgánica de su conocimiento científico.

Leyó los experimentos de Cleve Backster, cuya investigación consiguió que la gente hablara con sus plantas de interior en la década de 1970.

Backster trabajaba para la CIA como especialista en el detector de mentiras. Desarrolló las técnicas poligráficas que todavía hoy en día se mantienen en uso a través de las agencias militares y gubernamentales estadounidenses. Utilizando detectores de mentiras descubrió que las plantas responden a las acciones humanas y pensamientos con señales apropiadas de felicidad o el miedo.

Cuando Vogel leyó la obra de Backster, pensó que el experimento no era correcto, que no podía ser cierto. Él lo probó. Su socio, el ex investigador Dan Willis, explicó los experimentos de Vogel en su página web MarcelVogel.org.

Vogel forma un vínculo entre las plantas y un puente de Wheatstone, que es un circuito que puede probar corrientes eléctricas. Cuando Vogel calmó su mente y respiró lentamente, las plantas no mostraron ninguna reacción. Cuando pulsó la respiración por la nariz y mantuvo un pensamiento en su mente, las plantas respondieron dramáticamente.

Por otra parte, dijo Willis: “La capacidad de respuesta de las plantas al pensamiento también era el mismo a 20 centímetros de distancia, 2 metros o 12.000 kilómetros, demostrando desde Praga, Checoslovaquia, a su laboratorio en San José, donde fue capaz de afectar a la planta conectada a la grabadora”.

Cuando se experimentó con dos plantas para ver qué reacción habría cuando una perciba que la otra estaba siendo herida (corte, quemadura o rotura), Vogel notó que la reacción de la planta podría variar de acuerdo a la cantidad de atención que prestaba a esa planta. Se dio cuenta de que los pensamientos del científico pueden afectar a este tipo de experimento.

Willis escribió: “Esta es una de las razones por las que ciertas investigaciones científicas en el área de las energías sutiles no se pueden replicar fácilmente. No siempre es una cuestión de protocolo científico, sino una cuestión de relación”.

“Desafortunadamente, muchos científicos consideran que se trata de epifenómenos sin importancia y hasta fastidiosos. Aunque estos individuos son hombres de ciencia, para Marcel, fueron técnicos que trataron de demostrar lo que ya pensaban que era cierto”.