Las vivencias que tuvimos en la selva amazónica peruana cambió para siempre la visión que teníamos de nuestra naturaleza. Nuestro anhelo es transmitir esa sabiduría mediante talleres: TALLERES 2024 con nuestros Árboles Maestros y el Sol
En el taller te daremos herramientas para Sanar las formas limitantes que todos hemos creado en nuestro viaje por la materia, para que vivas intensamente estos tiempos del Nacimiento del Sexto Sol.
Lee Extractos de VIVENCIAS con los árboles en los talleres
"....De pronto oigo una voz que me llama...: ¿porqué no te refugias bajo mi copa?............"
Te enseñamos a conectar con la vida que hay detrás de nuestras plantas y árboles, los elementales de la naturaleza, tal y como los denominaba Paracelso, para que todos seamos capaces de conectar con los seres de la naturaleza por nosotros mismos y recibir directamente de ellos la información que necesitemos y merezcamos.
Llamado urgente de los árboles
Los reinos de la Naturaleza nos emiten sus mensajes, el más urgente y poderoso es el de la especie de los árboles Clamando para que la humanidad actúe:
“Eliminennos y todo el planeta se resecará y morirá.
Dejennos ser
y la criatura toda ronroneará de satisfacción”
¿Porqué no nos veis?
¿Porque producis objetos feos?
¿Porque no os haceis cargo de vuestra responsabilidad?
Presentación de los trabajos para conectar con nuestros Árboles Maestros
Queridos amigos,
Primero agradeceros de corazón, vuestro interés en los trabajos de la Fundación.
Queremos presentaros las fechas de los próximos Talleres para Aprender a Conectar con los elementales de nuestros Maestros los Árboles, que realizaremos en la Masía Cal Estret en la Coma i la Pedra y presentaros el libro "La Sonrisa de los Árboles", “El Secreto de la luz” y "El Nuevo Sol", donde explicamos las aventuras y experiencias de todo tipo, que nos han llevado a conocer directamente la vida que hay detrás de nuestra naturaleza, ya disponible, para quien lo desee.
Con mucha ilusión trataremos de transmitiros las enseñanzas que hemos recibido en estos últimos años, que nos ayudarán a entender y prepararnos mejor para los tiempos tan especiales del nacimiento del Sexto Sol, que tenemos la suerte y el privilegio de vivir en la Tierra ahora.
Recuperar nuestra energía y la fuerza del espíritu, sanar el cuerpo, las emociones y aprender a vivir el presente con plenitud, aprendiendo a conectarnos con los seres de nuestra naturaleza , de la que somos parte, con la ayuda de los elementales de nuestros “Palos Maestros”, los Árboles .
Extracto del libro “El Secreto de la Luz”:
De toda la biodiversidad que hay en las selvas amazónicas, consideran palos mayores a doce árboles (puede ser la hoja, la raíz, la corteza) o mezclas de plantas especiales. La vida que anima a esos palos mayores, lo llaman “genios”, aquí en occidente los llamamos “elementales”. Son esos “genios”, o “elementales” los que instruyen al chamán directamente, sin intermediarios. Ellos son los que le explican la “medicina”, qué mezclas hay que hacer y para que sirven cada una de ellas. Su Universidad es distinta de la nuestra, es más bien del cerebro derecho. Nuestras Universidades son totalmente del hemisferio izquierdo, como no tardaría en comprobar. El “genio” de uno de esos palos mayores fue el que me curó la mano y me llevó hasta el roble de “la Masía”, para que yo pudiera “creer”, para que mi hemisferio izquierdo no se revelará totalmente.
La experiencia que narro a continuación da una ligera idea de lo que podemos llegar a aprender de nuestros árboles. Era un Peral salvaje, muy, muy viejo.
“Siento los ojos y una cara de una vieja muy sabia. Le comento que vengo de visitar un pino y me dice que todos los árboles dan sus frutos, cada uno con su forma. El peral extrae la dulzura de la tierra, lo junta con el prana, con la energía del cielo y produce peras. Está feliz y contento de poder ofrecer sus frutos a los otros seres de la creación. Se acerca un pájaro, se posa en una rama y come de una de las peras. Es el mismo árbol quien les avisa que los frutos ya están suficientemente maduros. Le agradezco la información y la ayuda que me acaba de proporcionar y empiezo a alejarme.
“De pronto, siento que me llama de nuevo y me pregunta con la inocencia característica de los niños pequeños, sin ninguna malicia: “Y tu…, tu que fruto das………… ”. Me parece lógica su pregunta, él me acaba de informar de su fruto, de cómo lo produce. Quedo pensativo unos momentos, buscando una respuesta .., serán los hijos, será el trabajo …, las placas solares que vendo.., algo dentro de mí, me dice que no es eso, debo reconocer que no lo sé. Y se lo digo al peral, que todavía no lo sé, que voy a trabajarlo y que volveré de nuevo para responderle. “
“Me alejo cabizbajo, pensativo, dándole vueltas a cual podría ser mi fruto, reflexionando que los hombres no sabemos nuestro fruto pero que los árboles sí son conscientes de ello, cada día de su vida, y emplean todas sus fuerzas y los medios que tienen a su disposición para producir ese fruto y entregarlo al mundo que les rodea”.
“Pasaron más de seis meses con experiencias de todo tipo, hasta que empecé a entender cual era mi fruto. Porque para producirlo, uno tiene que saberlo, tiene que saber que textura tiene, que sabor, si es dulce, si es áspero, para que sirve… y a quien sirve. Y contento fui a contárselo al peral, agradeciéndole su pregunta porque gracias a ella había entendido en que consiste mi fruto.”
Joan & Elena
Testimonios de participantes en los talleres con árboles.
FRANCISCO:
"He realizado el taller de fin de semana de "Comunicación con los Árboles". Ha sido una experiencia nueva, sorprendente y muy útil. Desde cómo ha sido el acercamiento a los Árboles hasta los mensajes y experiencias vividas con ellos, sólo puedo calificar estos encuentros como totalmente mágicos. Y sobretodo reveladores de verdades personales, íntimas, profundas y a todas luces prácticas para dar un nuevo sentido a nuestra vida y aplicarlas en nuestro quehacer cotidiano. Y todo ello de la mano de Joan y Elena; dos maravillosos seres que hacen que este encuentro haya sido divertidamente extraordinario. Muchas gracias a los dos. A.R."
DUNA:
Tinc vint-i-quatre anys i sento les ganes de treballar en el camí espiritual, de comunicar-me amb tots els éssers visibles i invisibles que sé que em parlen i no puc entendre. Aquestes es senten impacients per l'energía fogosa de l'edad. Per això tot sovint demano ajuda als àngels, perquè m'envïin senyals que pugui entendre i identificar. Enmig d'aquesta demanda apareixen en Joan i l'Elena explicant-nos lo fàcil que és comunicar-nos amb els arbres, aquests avis savis, amb la naturalesa, i propocionant-nos noves eines per potenciar la intuïció.
Gràcies de tot cor
JORDI:
Me interno en un pendiente boscosa. Me pregunto como ha llegado hasta aquel rincón. Me siento a su lado con respeto. Tiene un tamaño de no más de dos metros, y el tronco se divide en dos a la altura de unos 60 cm del suelo. Está rodeado de flora silvestre, de la que destacan las florecillas azules de la polígala. Mientras miro los alrededores del arbolillo sin darme me cuenta me parece que como quien se sienta en la mesa de un bar y de la mesa del lado inician la conversación.
“¿Soy pequeño?, ¿Raquítico?, como tu colega. Perdido entre gigantes, pero haciendo mi tarea. ¿No la haces tú?
¿Te sientes desorientado?. ¿Ves a mi compañero unos metros más allá? Es más alto, pero yo tengo dos troncos y te puedo dar dos visiones que es mejor que una. ¿Para que quieres una sólo visión?
¿Ves lo que tengo alrededor?. Florecillas azules, del color que a ti te gusta, y crecen aquí porqué les gusta. Tu también tienes florecillas que te rodean en tu vida.
Los pájaros no se fijan en mí, pero ¿importa?. Los podemos escuchar. ¿Hace tiempo que no escuchas el canto de los pájaros, verdad?. Ahora estás en el lugar para escucharlos.
Ves, tengo una rama seca, como tu también. ¿Me la puedes arrancar?. Tu también tienes algunas. Nos afean, no es importante, pero arreglarse un poco también está bien, ni que seamos de corteza pelona.
Mira hacia arriba, tengo una buena vista, ¿verdad?. Detrás de las montañas de enfrente, si a lo lejos, para que ir más
lejos si lo que te rodea, como a mí ya nos gusta. Quizás simplemente es necesario aceptar.
Ves el mito, nunca hará un nido en mí, pero en mi corteza agrietada encuentran insectos que les gustan, igual que mis frutillos. Mira ahora tienes a toda una familia de mitos rodeándonos, como si fuéramos de su familia. ¿Somos felices, a que sí?.
Haces una buena tarea en tu vida. Continua, estás en el lugar que te toca… un pequeño árbol viejo, muchos árboles enraizado esto es lo que cuenta y ahora continua en silencio, con discreción, como yo, pero visible para los que se acercan, útil en este bosque al cual hemos dado vida.
Me ha gustado conocerte. —Lo mismo te digo. No llores, nuestras lágrimas, las tuyas las mías solidifican. Es una tarea dura. Un poco solitaria, pero agradable para mí, para ti, para este bosque, el nuestro.
Vivimos en un tiempo que pasará y quizás este boj más ágil que yo me trepará, pero yo estaba antes y quizás en la próxima sequía el caerá, yo sólo perderé alguna ramita, como la que mes ha sacado.
Hemos de continuar. ¿Crecer? No es lo más importante. Por más pinos que me rodeen continuaré teniendo a las florecillas azules a mis piés como tú. ¿Volverás?. No es importante.
Hemos tenido una buena experiencia. No importa que haya sido corta o larga, ha sido vital, pero que tengo que explicarte que no sepas ya. Se fuerte. Mira ahora te llaman. Hasta pronto. —Te lo aseguro, me encantará.
Agradezco que otros hayan abierto este camino y algunos podamos seguirlo. No es fácil abrirse al mundo con otra perspectiva, pero lo importante es hincarle el diente a las cosas. Regreso agradecido y confortado por todo lo recibido de los participantes y los tutores. El bosque es el corazón de nuestra lado más espiritual y aunque siempre he sido una persona ligada al conocimiento de la naturaleza, este seminario de la fundación Icaros, ha completado mi perspectiva abriendo nuevos horizontes. Haciendo más amigos. En realidad, la Vida, es eso: compartir con paciencia y amor.
JORGE:
6 de julio 2014
Deja morir la historia del hasta ahora
Deja morir cada rama que has hecho crecer
Deja morir las hojas que te han dado el alimento hasta ahora
Deja morir las capas de la corteza y suéltalas
Deja morir la voluntad de estar siempre al frente
Deja que el bosque te abrace, este bosque está en tu interior y toda su esencia circula por cada una de tus células
Deja que las lágrimas te abran el camino como un riachuelo que nace de las gotas de lluvia y resbalan por la pendiente
Deja que un herbazal te rodee y te acompañe.
La luz abraza el aire pero también se ciñe sobre la tierra
Deja que los pies miren la luz y la cabeza se funda en la tierra
Es la hora de renacer con la firmeza que has forjado a lo largo de todos estos años
Yo era el que estaba en el borde del risco, Ahora estoy dentro del bosque.
La luz está en mi como lo está en ti y en todos
Entierra tu oscuridad en el bosque haz que el aliento que te da vida respire más y más despacio.
Ahora cada detalle vibra en ti y la serenidad es atreverse a ponerte a ti frente a ti mismo.
Deja morir los aprendizajes y exprésate con la cabeza en la tierra y los pies en la luz. Túmbate y se feliz, como siempre.
Exprésate sin miedo. Ya has fertilizado la tierra con todo el amor que le has dado.
Es hora de recibir y de saber pedir.
Gracias por dejarme expresar y por la energía que siempre dejas fluir. Se en ti.
LUIS:
De pronto oigo una voz que me llama: ¿porqué no te refugias bajo mi copa?. Miro a un lado. Veo un pequeño arbolillo de pequeña medida pero con un hueco como hecho a mi medida. Me pongo bajo el mismo. Me sorprende que sus hojas atenúan la intensidad de la lluvia. Le doy las gracias por su invitación. Miro las hojas que están cubriéndome. Son las hojas suaves que caracterizan a este arbolillo. Le digo que no entiendo como podemos definir las hojas del álamo como que tienen forma de corazón, cuando en realidad serían más bien como un rombo. Me contesta que la suavidad y la forma del corazón no se percibe más que en las lágrimas que somos capaces de derramar por nuestro amor por la Vida. Mientras la lluvia sigue intensa y las gotas se deslizan por sus hojas me invita a degustar la bebida de los dioses, la lluvia que resbala por sus aterciopeladas hojas. Hago una media sonrisa entre lágrimas. Le expreso mi gratitud. A continuación, como para distraerme de mis emociones me propone un juego. Me dice que observe bien sus ramitas.
—Fíjate que hay muchas de muy finitas que están secas— Sí, le digo ¿y que?.
—Pues quítamelas. Verás que se rompen con facilidad. Es un ejercicio sencillo.
Me pongo a la faena. Al cabo de un rato me doy cuenta que hay muchísimas, pero poco a poco y con delicadeza voy rompiendo una a una. La lluvia sigue ahora con menos fuerza. Y le pregunto: —oye esto no se acaba.
Me contesta: —la vida es eso, paciencia y tesón para ir extrayendo estas ramitas secas que sin ser ni pesadas y casi imperceptibles sin embargo van fregando con nuestras hojas y acaban por romperlas. Lo se, eso no lo puede hacer uno mismo. Hay que establecer la intimidad para que alguien nos atienda también. No todo puede hacerlo uno sólo.
—Ya le digo, y ¿eso como se hace?. Sencillo, me replica. Basta con invitar, has visto que fácil has atendido a mi llamada.
—Si tienes razón, y encima me has protegido de la lluvia.
—Exacto, hay que saber escoger el momento idóneo, como esta lluvia inesperada. Pues, ya sabes, ahora la lluvia ya es más fina. Sigue tu camino y no olvides, a veces lo más complicado es simplemente estar dispuesto a invitar.