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Los propios maestros se sorprendieron de ver que los occidentales acudíamos a ellos para dietar plantas, árboles y vegetales tan lejos de nuestro entorno. ¿Acaso no tienen ustedes árboles en su tierra? –se extrañaban-

La respuesta es sí. Sí tenemos árboles y plantas pero hemos perdido la conexión con ellos. No sabemos para qué sirven y que utilidades sanadoras tienen. En Europa no tenemos la variedad ni la abundancia de especies vegetales tropicales que sí tienen en la Amazonía. Nuestros árboles y plantas tienen sus razones para estar entre nosotros.

Tenemos el roble, la haya, la encina, el pino, el abeto, el sauce, etc.

Hemos aprendido de Maestros vegetalistas  y Druidas, que saben como conectar con la vida que hay detrás de nuestras plantas y árboles, los elementales de la naturaleza, tal y como los denominaba Paracelso. Esa sabiduría es la que transmitimos en nuestros Talleres con árboles,

Deseamos recuperar la sabiduría de nuestras plantas y árboles, con la ayuda de maestros vegetalistas de todo el mundo, traspase fronteras y no se limite al pirineo franco-catalán.

Queremos que gentes y entidades de toda Europa se sumen a nuestro proyecto y que se produzcan intercambios de conocimiento para que esta idea única de fusionar el saber de los maestros vegetalistas con y en nuestro entorno natural europeo sea una realidad que se extienda lo más lejos posible.

Queremos que españoles, irlandeses, franceses, alemanes, italianos, ingleses, suizos, belgas y todos los demás pueblos europeos puedan reconectarse con el entorno natural y con los árboles y las plantas que les son conocidos y propios.

Video: ¿Quieres conocer la Amazonia Europea?

 
Ver una galería de fotos del lugar donde realizamos los talleres:{gallery}pedra{/gallery}
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 El rigor y la seriedad de la Fundación Icaros

La Fundación Ícaros se ha impuesto como máxima que el rigor, el respeto y la seriedad acompañen a todo el proyecto en todas sus dimensiones y trabajos.

Un equipo compuesto por médicos, sicólogos, periodistas, etnólogos, filósofos, botánicos y terapeutas seguirá todos los proyectos de la Fundación así como los trabajos de campo.

 La Amazonía

La Amazonía o la selva Amazónica, que toma el nombre del río más largo y caudaloso del mundo, comprende más de 6 millones de km2 de selva tropical repartidos entre los territorios de Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela, la Guayana Francesa (territorio de la UE), Surinam, Colombia y Brasil.

La Amazonía no es sólo el pulmón verde del planeta tierra, también es la farmacopea natural más grande del mundo. Se calcula que hay centenares de miles de plantas y especies vegetales aún por descubrir.

En la Amazonía se esconden todavía más de 200 tribus que nunca han tomado contacto con el hombre occidental y su civilización. La Amazonía y sus gentes son depositarios de una sabiduría ancestral milenaria comparable a la de los aborígenes australianos, los indios norteamericanos, o los pigmeos africanos o las tribus siberianas.Algunos de estos grupos étnicos son los chipibo-conibos, los shuars, los ashaninka, los yaminahua. A principios del siglo XIX y sobretodo más hacia la segunda mitad, varios intrépidos exploradores entraron en contacto con dichos pueblos, relatando en sus diarios la sorpresa por el saber ancestral y sanador de las gentes de la amazonía. Así nos llegaron relatos sobre sus costumbres, su respeto por la naturaleza, su integración con ella, su medicina y sus formas de curar, la existencia de otros mundos, del mundo de los espíritus de las plantas, el mundo del alma, que no son sino otros planos de la misma conciencia inherente a todo ser humano y a la naturaleza que le rodea. Por primera vez oíamos hablar de chamanes y de chamanismo, de plantas sagradas y de maestros vegetalistas.

selva05Tímidamente, el hombre occidental, se va atreviendo a ver lo que hay más allá del “indio”, del “nativo” o del “salvaje”. Si este acercamiento con los pueblos indígenas del Amazonas y a su saber se hace desde el respeto y desde la humildad, es muy posible que se abran puertas en Occidente sobre las que jamás hayamos tenido conciencia ni siquiera hubiésemos imaginado.

Si nosotros, los hombres y mujeres occidentales, seres altamente racionales, puras mentes de ciencia y tecnología, somos capaces de abrir nuestro corazón a lo desconocido, a algo maravilloso que ha sido atesorado durante miles de años, que quizás nos esté aguardando si dejamos de lado nuestros prejuicios, podremos acceder a un saber milenario y sanador que puede ayudarnos a cambiar o a mejorar nuestra calidad de vida, física, mental y espiritual, sin perder de vista la realidad quiénes somos y sin olvidar el lugar y la cultura en la que hemos nacido y crecido: Occidente.

A nosotros, nos sobra razón y nos hace mucha falta más corazón, que no es sino y en definitiva, más conciencia, trabajar espacios de conciencia que desconocemos.

 

La medicina tradicional de los pueblos indígenas amazónicos

Durante más de 5.000 años estas civilizaciones indígenas, repartidas en varios grupos étnicos, han desarrollado un saber ancestral y una medicina tradicional natural que se ha transmitido de generación en generación sobreviviendo a guerras, genocidios, conquistas, deforestaciones masivas y hasta a los intentos por occidentalizar y modernizar sus tradiciones y su modo de vida.

Este saber ancestral, su medicina tradicional, para ellos la medicina del cuerpo y del alma, es el saber y el conocimiento de las plantas maestras, o plantas sagradas.

Hace miles de años, mucho antes que apareciese el primer fármaco se síntesis química en Occidente, los habitantes de la Amazonía utilizaban diferentes plantas y combinaciones de plantas.

El Jergon Sacha (Draconium loretense) se usa contra la picadura, a menudo mortal, de víboras y serpientes venenosas de la jungla.

La bachufa, una mezcla de más de dieciocho plantas, ha sido utilizada para reforzar tendones, músculos y curar heridas físicas. La bachufa se utilizaba para ir a cazar o a cortar árboles.

La Yawar Panga (Aristolochia Dydma) un potente vomitivo, una plantita que provoca una profunda depuración física, mental y emocional, además de ser un excelente regulador energético y tranquilizante.

El Ajo Sacha Macho (Mandsoa stendlyi) es un magnífico antirreumático, inmunoestimulante, afirma la voluntad, limpia los pensamientos oscuros, la densidad mental.

El Sangre de Grado (Croton lecheri) se usa para cicatrizar heridas y se suele dar a mujeres con problemas menstruales y ginecológicos.

El Ushpawashanango (Rawolfia s.p.) reconecta con la memoria afectiva, sensibiliza, trabaja el equilibrio emocional, facilita poder "ver" la vida con los ojos del corazón. Enraíza.

Y así seguiríamos con centenares, quizás con miles y miles de plantas y usos diversos. {gallery}plantas01{/gallery}

 

Chamanismo y maestros vegetalistas : una tradición milenaria

Los maestros vegetalistas saben cómo deben prepararse éstas plantas y qué uso darle en cada caso. Son auténticos sabios y especialistas de las “plantitas”, como ellos dicen. Saben qué planta hay que dar para cada necesidad.

 

‘Dietar’ en la selva

El concepto de “dieta”, “dietar un vegetal”, no tiene nada que ver con el concepto europeo de dieta que asociamos a “dieta de adelgazamiento”.

Dietar un vegetal es tomarse un tiempo para sí, para reflexionar, para parar un poco el ajetreo y el estrés con el que solemos convivir.

Dietar un vegetal o una planta maestra es retirarse a una chacra, que es un pequeño campamento en un claro de la selva, normalmente cerca de un río.

La persona que dietará el vegetal se instala en un tambo, una pequeña cabaña abierta hecha de madera y hojas de palmera, donde permanecerá varios días tomando el vegetal y comiendo sólo arroz o yuca, sin sal.

La toma del vegetal, la dieta, depende del tipo de vegetal y preparado, cada maestro tiene sus recetas y finaliza con la ingesta de comida con sal y una sencilla ceremonia de cierre por parte del maestro, que es quien convida a tomar el vegetal y quien se ocupa del dietador.

Después de la dieta es conveniente evitar la ingesta de azúcares, grasas, picantes y alcohol. El vegetal debe asentarse y hacer su trabajo.

Durante la dieta, siempre dependiendo del tipo de vegetal, el dietador podrá notar un aumento importante de la actividad onírica, sutiles o intensas sensaciones corporales en zonas con dolencias, así como el revivir sanador de traumas psicológicos antiguos. Cada planta le hace al dietador de una manera o de otra.

Con el tiempo, el dietador se dará cuenta de cambios, sutiles o profundes, que la impronta de la dieta y del vegetal ha dejado en él. Cambios físicos, corporales, de carácter, emocionales o espirituales.

 

Palos Mayores y Palos menores

El maestro sabe qué hay que usar de cada planta o de cada árbol. Los árboles son considerados palos mayores y a veces se prepara el brebaje con las raíces, las hojas o la corteza.