"El Secreto de la luz", es el testimonio real de una persona normal, cuyas inquietudes le han llevado a la selva amazónica y a descubrir, con sorpresa, sus propios orígenes como descendiente de los druidas Iberos. Explica que gozamos de las habilidades para poder hablar con los árboles, hablar con el sol, igual que los chamanes de la selva, gracias a que nuestros genes "entienden" la luz y son herramientas de la luz impresas en nuestro ADN. El "Secreto de la Luz", propone utilizar las herramientas de nuestra consciencia que son muchísimo más sofisticadas que cualquier tecnología que pudiéramos crear
el secreto de la luz
 
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Reseñas:
Judith: 5 estrellas Magnífico libro, muy recomendable. Viaje increïble con el autor, por la selva amazónica, por las ruinas Incas, por Egipto y explica los tiempos que estamos viviendo del nacimiento del Sexto Sol. Basado en hechos reales.
 
Antoni: 5 Estrellas. La lectura del libro se hace trepidante. Es de esos libros que no puedes dejar hasta llegar al final y cuando llegas te das cuenta que has ido demasiado deprisa y debes volver a releer aquellos pasajes más interesantes. El libro narra la experiencia vital del autor, con pasión y evidentemente engancha. Increíble ? Por supuesto, quién no se asombrará si lee que alguien le habla a los árboles ? Se aportan informaciones interesantes para la mejor comprensión del calendario Maya, cómo se relaciona con el sistema Solar y cómo nos afecta a nosotros. No te deja indiferente. Muy recomendable.
 
Manrike: 5 estrellas:  Excelente libro te cuenta una experiencia propia que te anima a ver la vida diferente

 

 
 
 
 
 
 
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 Vista previa de algunos capítulos

 

Capitulo 2: MI PRIMER VIAJE A PERU.

La dieta de vegetales en plena selva amazónica

Disimulando el dolor que sentía en la mano para no preocupar a mi mujer y a mis hijos, cargué cómo buenamente pude con la mochila y la maleta con la mano sana durante la facturación del equipaje en Barcelona y en el transbordo en el aeropuerto de Barajas en Madrid. Mi ilusión podía con todo. Parecía un niño pequeño que se va de colonias. El vuelo dura unas 12 horas. Durante el viaje empecé a comprender porqué el médico se había resistido tanto a enyesar sólo la palma de la mano. Siempre venía del hueso roto un dolor sordo y permanente que no me dejaba dormir muy bien. La única posición en la que ese dolor disminuía un poco era cuando la colocaba hacía arriba, apoyada en el pecho.

Por fin llegamos a Lima y nos encontramos los 14 componentes del grupo, más mujeres que hombres, doce españoles y dos jóvenes irlandeses. Visitamos la ciudad y embarcamos al día siguiente en otro vuelo hacia el interior de la selva. Al llegar, compramos víveres y agua en un mercado municipal y empezamos nuestro viaje hacia el interior por carreteras en mal estado y en medio de una espesa vegetación que nunca habíamos tenido la ocasión de admirar. Por fin llegamos al último pueblecito donde dejamos los carricoches que nos habían trasladado junto con los víveres y el agua. Cargamos con las mochilas, nos calzamos las botas de agua que habíamos comprado en el mercadillo y empezamos la aproximación hacia la chacra donde teníamos que realizar nuestros trabajos. Por el camino tuvimos que atravesar cuatro veces el mismo río con un fuerte caudal, el agua llegaba a la ingle de alguno de los componentes del grupo.


(....)

Yo seguía con mi mano dolorida y encima del pecho. Empezaba a pensar que no viviría ninguna experiencia especial, puesto que muchos participantes no tienen ni grandes visiones, ni grandes experiencias. Los chamanes no explican nada, dejan que tu vivas tu experiencia y que tu mismo la interpretes.

Por la tarde pedí que llenaran un poco más el cuenco. Por la noche no puede cenar nada de nada y preferí volver al tambo. Apagué el farolillo para evitar que la ropa, que había lavado una buena amiga puesto que tenía la mano enyesada, oliera a queroseno. Y quedó todo a oscuras. En la selva de noche es increíble el ruido. La charca que había a mi lado estaba llena de vida y de ruidos pero me había acostumbrado y no tenía ningún miedo. Así que me dormí a oscuras, con la selva tronando de ruidos y una simple mosquitera que me protegía de los mosquitos.

“De pronto me despierto en mitad de la noche. Empiezo a sentir una vibración muy fuerte en mi mano izquierda, por el dedo meñique, que va a más, como si miles de hormigas se moviesen por dentro. Pienso rápidamente, eso debe ser el genio de la planta que está curando el hueso roto. Lo que en occidente llamamos elementales de las plantas, en la selva lo llaman genios. Pues bien, el genio, estuvo durante unos noventa minutos, moviendo la energía arriba y abajo con esa fuerte vibración y de pronto subió por mi brazo hacia el cuello y bajó por el otro brazo hasta llegar a la mano derecha, en la misma zona donde estaba roto el hueso de la mano izquierda. Yo entendí que era la parte holográfica del cuerpo que más había ayudado al hueso roto de la parte izquierda y que también estaba un poco dañado. Estuvo unos diez minutos vibrando muy fuerte en la mano derecha hasta que consideró que estaba curado.

Luego bajó hasta el riñón derecho, vi una capa de color negro que lo rodeaba. Entonces esa vibración rompió esa tela y entró en el riñón, lo vi perfectamente de color rosado, y lo limpió. Hacía unos veinte años, de joven, para salvar un monitor de ordenador, me resbalé al bajar una escalera y caí con todo mi peso sobre ese riñón, estuve un minuto largo sin poder respirar. La vibración subió hasta el ojo derecho vi una serpiente que lo mordía. Siento en ese momento que el accidente de la mano es sólo para que recuerde…, recuerda, recuerda….

En un momento dado, siento cómo me sacan el cuerpo etérico y lo llevan a uno de los lugares especiales que existen en el Universo para sanarlo. Es amor muy, muy concentrado, lleno de luces y colores. Es increíble, mis células están muy contentas y felices. Dos veces me pasan por ese lugar tan especial y luego me devuelven de nuevo a mi cuerpo. Siento la corriente todavía más fuerte sanando mi mano izquierda.

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Capitulo 5. EL DRUIDA.

(....) esta empezando otra etapa en nuestra vida, que hemos de caminar con los corazones abiertos de par en par, sin miedo, con valentía, dejando atrás la mente, que lo que es de orden superior limpia y crea el espacio necesario con delicadeza, sin molestar ni dañar a nadie.

 

Nuestros palos mayores

Los primeros trabajos que realizamos con la francesa, Ana, decidimos que los realizarían los miembros de la fundación que hemos vivido experiencias en la selva en las diferentes dietas que todos hemos realizado en diferentes épocas de nuestra vida.

El método es totalmente distinto al que estábamos acostumbrados. No hay ninguna ingestión de ninguna parte del árbol con el que trabajamos. Es sencillamente el contacto directo con su energía, que poco a poco nos va mostrando las características más específicas de cada árbol.

Recorrimos los valles y montañas que rodean "la Masía" trabajando duramente todos nosotros. El cansancio al final del día era muy elevado. El estar presente, totalmente presente, en consciencia, conectando con la consciencia de otro ser vivo, no es nada fácil.

El ambiente era jovial, amistoso, recuerdo una noche en la que empezamos a reír por una tontería y no podíamos parar de reírnos, estuvimos así durante casi una hora. Son momentos mágicos. No entendíamos muy bien que ocurría pero nos reíamos con todas nuestras fuerzas. Sabíamos que tenía que ver con el trabajo con los árboles que estábamos realizando.

Así, fuimos descubriendo lentamente nuestros “palos mayores”, los elementales de nuestros árboles. Con la sabia guía de Ana, aprendimos que energías son las que se mueven exactamente en cada uno de ellos. Es lo que han hecho durante milenios y lo que seguirán haciendo en el futuro. Ellos viven en una quietud inocente, anterior a la aparición del pensamiento. Nosotros para conectar con ellos debemos aquietar nuestra mente, ir más allá del pensamiento. Esa quietud contiene una dimensión añadida de conocimiento que es la que estábamos aprendiendo a reconocer.

El Roble, el Pino, el Abedul, la Encina, el Álamo, y tantos otros nos fueron mostrando lo que realmente son, lo que transmiten, si somos capaces de verlo y sentirlo.

La experiencia que narro a continuación da una ligera idea de lo que podemos llegar a aprender de nuestros árboles. Era un Peral salvaje, muy, muy viejo.

“Siento los ojos y una cara de una vieja muy sabia. Le comento que vengo de visitar un pino y me dice que todos los árboles dan sus frutos, unos de una forma y otros cómo el pino y el roble de otra forma. El peral extrae la dulzura de la tierra, lo junta con el prana, con la energía del cielo y produce peras. Está feliz y contento de poder ofrecer sus frutos a los otros seres de la creación. Se acerca un pájaro, se posa en una rama y come de una de las peras. Es el mismo árbol quien les avisa que los frutos ya están suficientemente maduros. Le agradezco la información y la ayuda que me acaba de proporcionar y empiezo a alejarme.

“De pronto, siento que me llama de nuevo y me pregunta con la inocencia característica de los niños pequeños, sin ninguna malicia: “Y tu…, tu que fruto das…......... ”. Me parece lógica su pregunta, él me acaba de informar de su fruto, de cómo lo produce. Quedo pensativo unos momentos, buscando una respuesta .., serán los hijos, será el trabajo …, las placas solares que vendo.., algo dentro de mí, me dice que no es eso, debo reconocer que no lo sé. Y se lo digo al peral, que todavía no lo sé, que voy a trabajarlo y que volveré de nuevo para responderle. “

“Me alejo cabizbajo, pensativo, dándole vueltas a cual podría ser mi fruto, reflexionando que los hombres no sabemos nuestro fruto pero que los árboles sí son conscientes de ello, cada día de su vida, y emplean todas sus fuerzas y los medios que tienen a su disposición para producir ese fruto y entregarlo al mundo que les rodea”.

“Pasaron más de seis meses con experiencias de todo tipo, hasta que empecé a entender cual era mi fruto. Porque para producirlo, uno tiene que saberlo, tiene que saber que textura tiene, que sabor, si es dulce, si es áspero, para que sirve… y a quien sirve. Y contento fui a contárselo al peral, agradeciéndole su pregunta porque gracias a ella había entendido en que consiste mi fruto.”

(....)

Los Druidas Íberos

Una amiga me llamó para explicarme que por casualidad había oído en una conversación que alguien hablaba sobre los druidas. Ella sabía del proyecto de la fundación Icaros y que tenía que ver con los druidas por la parte francesa. Se interesó por el contacto y consiguió su teléfono.

Quedamos los dos con el supuesto druida en un bar. Nosotros creíamos que todo lo druida tenía que ver con los celtas y en especial con Francia. Encontrar un druida, llamado Jordi, que hablaba un perfecto catalán fue algo que nos sorprendió. Nos llevó a un parque y allí nos demostró con varias experiencias con árboles que sabía de lo que hablaba que no era un embaucador cualquiera. Él descendía por parte de su madre de la Bretaña francesa, tierra de leyendas y druidas, donde hay restos y conocimientos de los antiguos druidas que vivieron en esa zona y también el Mont Saint Michel. Nos comentó muy por encima que había una persona que había investigado sobre los druidas íberos, se llamaba Ignaci Puig, pintor, escritor y artista polifacético.

Le escribí un e-mail, me contestó invitándome a una conferencia en donde presentaba uno de sus libros: “El país de los Druidas”.

Me sorprendió muchísimo sus informaciones sobre el tema druida. Transcribo un breve resumen de las investigaciones que ha realizado:

 “La civilización de los druidas íberos fue una cultura singular que se convirtió en referencia en su época, fue considerada la segunda Heliópolis, originada primordialmente en los bosques del Pirineo y Pre-Pirineo en torno a la Diosa Pirene, la diosa conocida cómo la de los 1001 nombres.

Fueron especialmente sabios y herméticos, acudían peregrinos de todas las partes del continente europeo para aprender de su particular Escuela de Misterios, cultivaron un “arte mágico” catalogado por la Unesco como patrimonio de la humanidad, fueron grandes arquitectos de cromlechs, dólmenes y menhires, conociendo la “Alta Magia” o “Alquimia Natural” de la naturaleza”.

“La civilización constituida por el druidismo mediterráneo íbero, iba desde Narbona, pasando por Cataluña, hasta Valencia y Murcia siguiendo el arco mediterráneo, conviviendo en paz y armonía con los celtas y celtíberos del resto del territorio.”

“Este iberismo proviene esencialmente de la fusión de tres culturas que se unificaron sinérgicamente: la cultura del druidismo prehistórico indígena (con raíces en la Atlántida), la de un concreto pueblo indoeuropeo proveniente del Tíbet con conocimientos del reino de Shambala y la venida de personalidades y población de Egipto conocedores de los secretos herméticos. Estos tres ingredientes mágicos, hicieron de la cultura íbera un foco de conocimientos en todo el mediterráneo. Los griegos, los fenicios y los romanos establecieron embajadas-poblados de cortesía”

“Los druidas íberos consideraban a los árboles como sus hermanos. Se comunicaban con ellos a la vez que les enseñaban a canalizar la energía telúrica y la cosmogónica. Tenían un concepto mágico de la naturaleza, cultivaron los bosques con la ayuda de los grandes megalitos erigidos en zonas sagradas de contacto telúrico-cósmico”.

“Después, siguiendo el nexo de unión arcano, a lo largo del tiempo despuntaron los eremitas, los contactados Ramon Llull o Arnau de Vilanova, los cátaros, los sutiles trovadores de Oc, los cabalistas herméticos de la Girona eterna, los esoteristas escritores como Joanot Martorell o el iniciatico Sirvent (Cervantes), las brujas y magos alquimistas medievales que dejaron huella, las mujeres medicinales (Trementinaires) después, y finalmente los pintores iniciáticos del siglo XX, todos ellos siguieron manteniendo parte de los secretos druidas hasta nuestros días, donde necesitamos recuperar ahora lo que fuimos, para no perder del todo las raíces que nos hicieron muy especiales, y así para que el árbol magno siga creciendo.”

“La pérdida de este mundo mágico de integración en la Naturaleza, y de la escritura sagrada heredada de los dioses, el idioma rúnico o ibérico catalán, fue a partir del 218 aC, cuando tiene lugar la invasión cruenta por mar de las legiones imperiales de Roma que conquistaron la Tierra de (.....)

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